sábado, 30 de abril de 2011

«Debunking» del concepto Estado Fallido

Hoy llegó a mi correo un artículo buenísimo sobre el debunking del concepto utilizado, frecuentemente, de Estado Fallido. Ha sido, hasta el momento, el más conciso, acertado y corrosivo que leído al respecto; echando abajo muchísimos de los arquetipos negativos que se han permeado al consciente colectivo mexicano. Advierte de la peligrosidad de ocupar este tipo de términos, que al parecer, son acertivos y críticos pero que de manera subyacente también deslindan la responsabilidad del Estado. Hay que saber escoger el terreno de batalla conceptual-ideológico, para que cuando reprobemos las acciones del gobierno mexicano, que sin duda, es opresor y mentiroso, no lo hayamos disculpado en el proceso.

Si lo anterior no fuera suficientemente bueno, nos regala una crítica de cine aterrizada a la realidad innegable de complicidad del gobierno mexicano en las actividades del crimen organizado, incluso va más allá y lo nombra como lo que es: activo partícipe. Y es que con frecuencia la población se deja educar por segmentos sociales herméticos que carecen de herramientas de análisis y crítica que se basen en la percpeción más amplia y honesta posible de la realidad mexicana, y es que muchos de ellos lo único que comparten es un intelectualismo burgués, sin un verdadero compromiso que vea al ciudadano o la víctima más allá de un "sector" que le "tocó vivir algo malo".

Como nota aclaratoria sobre la palabra inglesa que decidí usar: «debunking», es debido a  un pequeño juego lingüístico que hago; primero porque es con frecuencia utilizado por los que niegan las teorías alternativas o de conspiración del 11-S, siendo muchos de ellos activos promotores de las versiones [mentiras] oficiales; segundo porque con lo expuesto por Melanie Salgado se busca desmentir con ideas sesudas las explicaciones que algunos dan a un problema de interés común del cual ya no se puede seguir negando la verdad o, mejor dicho, aceptando la mentira.

Según el diccionario inglés Merriam-Webester, la definición es la siguiente:

de·bunk

de·bunks; de·bunked; de·bunk·ing

[+ obj] : to show that something (such as a belief or theory) is not true : to show the falseness of (a story, idea, statement, etc.)
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Discurso y terrorismo de Estado: ¿Estado fallido o estafa ha habido?

Por: Melanie Salgado

Usted y yo lo hemos escuchado cientos de veces: en el periódico, la televisión y en boca de los “sabios” analistas… el mexicano es un Estado fallido. Lo que es peor, muchos de nosotros lo hemos repetido pensando que es ésta una manera directa de atacar y denunciar al Estado mexicano. No obstante, ¿hemos reflexionado en lo que implica la definición de Estado fallido? ¿Nos hemos preguntado quién la utiliza y con qué fines lo hace?

El concepto de Estado fallido fue introducido por el centro de estudios estadounidenses “Fondo por la paz” (Found for peace) y por algunos periodistas y analistas políticos. Curiosamente este centro de estudios cada año publica la lista de Estados fallidos en el mundo, y curiosamente con esa lista se etiquetan a los Estados que Estados Unidos asume como peligrosos, y en los que su actuar mesiánico debe de intervenir.

Esto quiere decir que cuando usted y yo utilizamos dicho término, estamos afirmando que el Estado mexicano es débil, puesto que no controla su territorio ni el uso de la violencia; que el Estado es incapaz de cumplir con sus obligaciones y responsabilidades, ya que adolece del dinero, los conocimientos, la infraestructura y la estrategia para garantizar los derechos humanos, y que el Estado ha sido “infiltrado” por  determinados grupos (en este caso de criminales) que lo han rebasado y le han arrebatado el control y el poder.

Tendríamos entonces un Estado que quiere, pero no puede, garantizar el derecho a la salud o al trabajo; un Estado que, intimidado y derrotado, no puede brindar la seguridad y la justicia que “tanto desea para su pueblo”. En serio problema nos hemos metido… pues en lugar de insultos lanzamos piropos y halagos a un Estado que puede escudarse de sus crímenes mediante el soso argumento de que quiere, pero no puede. ¡Nada más conveniente y cómodo!

Usted y yo hemos tirado dardos sin percatarnos de que la magia del discurso había cambiado los dardos por flores perfumadas.

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